Un procurador es un profesional del derecho que desempeña un papel esencial en el ámbito judicial, actuando como intermediario entre los clientes y los tribunales. Su trabajo principal consiste en representar legalmente a las partes en procedimientos judiciales, asegurando que se cumplan los plazos procesales y los requisitos formales establecidos por la ley. 

Entre sus funciones destacan la presentación de escritos, la solicitud de citaciones, notificaciones y embargos, así como la gestión de la documentación necesaria ante los juzgados. Además, el procurador coordina con los abogados, facilitando la comunicación con el juzgado y velando por el correcto desarrollo del proceso. 

Su labor requiere un conocimiento profundo de la normativa procesal y una gran organización, ya que debe garantizar que todos los trámites se realicen de forma precisa y dentro de los tiempos legales. En España, el procurador está colegiado y su intervención es obligatoria en muchos procedimientos, aportando profesionalidad y eficiencia al sistema judicial, lo que beneficia tanto a los clientes como a la administración de justicia.